Una experiencia de Realidad Virtual vale más que mil imágenes.
Es una experiencia inmersiva que simula la realidad a través de un dispositivo como gafas, lentes o un teléfono inteligente.
En estas experiencias de realidad virtual puedes interactuar y explorar. Es el usuario quien controla la escena y puede interactuar con los objetos de la misma.
A diferencia de la realidad aumentada, que mejora la realidad sensorialmente pero que es una realidad mixta entre el mundo real y el virtual, la realidad virtual debe ser inmersiva, permitir la interacción y tener una historia que respalde esa realidad.
Debe ser inmersiva: cualquier sistema de realidad virtual debe sumergir al usuario en una nueva realidad. Su visión periférica debe ser completa; ningún sonido del exterior debe perturbarlo en esa nueva realidad, y el control debe ser total, con un simple movimiento de cabeza. Estos tres niveles definen la realidad virtual como inmersiva.
Debe tener capacidad de interacción: no todas las realidades virtuales tienen esta capacidad, pero las que permiten al usuario interactuar tienen un valor mucho más alto que el resto: poder interactuar con los personajes de la realidad virtual, no solo observarlos; coger objetos y utilizarlos… Las posibilidades son infinitas.
Debe poder contarnos una historia: pese a que estamos en una etapa muy incipiente de la realidad virtual, muchos usuarios de videojuegos, por no decir todos, ya saben qué es la realidad virtual y quieren participar en múltiples historias que los cautiven. No quieren funcionalidades, sino que esa realidad virtual los enganche y tener un contacto más emocional con el dispositivo de realidad virtual. Y eso solo pueden conseguirlo las buenas historias.
Los vídeos de 360 grados son una nueva forma de videoarte que casi ha superado a la tecnología 3D. La característica clave del vídeo de 360º es la capacidad de obtener una vista panorámica.
Esta forma de creación de vídeo se está estableciendo gradualmente en el mundo de los negocios.
A diferencia de la realidad virtual, los vídeos de 360 grados no requieren gafas de realidad virtual; se pueden ver en un PC o un smartphone sin necesidad de herramientas.
Por otra parte, el contenido de la realidad virtual sólo puede consumirse con la ayuda de gafas de realidad virtual.
Con el vídeo de 360 grados, por otro lado, no hay ningún cálculo en tiempo real que muestre o actualice regularmente el mundo creado.
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Infografía y animación 3D.
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Fotografía y vídeo 360.
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Tours virtual, aumentada y mixta.
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Gastronomía aumentada.
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Marketing de contenidos.
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Escaneado y digitalización de espacios.
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Creación de ambientes virtuales.